Del Papel al Algoritmo
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Dec 23, 2025

📚🤖 Adiós al chatbot solitario en la biblioteca

Por qué pensar la inteligencia artificial como un equipo mejora la confianza y la curaduría


Durante un tiempo incorporamos la inteligencia artificial en bibliotecas de una forma bastante lineal: un modelo, una pregunta, una respuesta.
Consultamos a un chatbot como si fuera una obra de referencia cerrada, confiando en que “sabe”, en que “resuelve” y, sobre todo, en que no se equivoca.

Pero la práctica bibliotecaria siempre funcionó de otro modo.
Nunca confiamos en una sola fuente. Contrastamos, verificamos, contextualizamos. Y esa lógica —tan básica como profesional— recién ahora empieza a trasladarse al modo en que usamos la IA.

La idea que empieza a consolidarse es sencilla y potente: dejar de trabajar con un chatbot solitario y pasar a equipos de modelos de inteligencia artificial. En lugar de una única voz, varios modelos analizan la misma consulta, se corrigen entre sí y permiten detectar errores antes de que la respuesta llegue al usuario.

Para las bibliotecas, esto no es un detalle técnico.
Uno de los mayores problemas de la IA hoy son las alucinaciones: respuestas seguras, bien redactadas… pero falsas. Cuando varios modelos revisan una respuesta, el margen de error disminuye y la confiabilidad del servicio aumenta.

Pero hay algo todavía más interesante.
Cuando los modelos no coinciden, cuando ofrecen respuestas distintas o incluso contradictorias, se enciende una señal de alerta. Y esa señal es profundamente bibliotecaria: indica que el tema es ambiguo, que las fuentes no son sólidas o que la consulta requiere intervención humana.

En lugar de ocultar la duda, el sistema la hace visible.
Y eso es alfabetización informacional en acción.

Por supuesto, este enfoque no es una solución mágica.
Los equipos de IA también pueden reproducir sesgos compartidos, aumentar costos y plantear desafíos de privacidad. Pero incluso con esas limitaciones, se parecen mucho más a cómo trabajan las bibliotecas desde siempre: redundancia, contraste de fuentes y responsabilidad profesional.

Estamos pasando del chatbot-oráculo a la IA como herramienta de apoyo a la curaduría.
Y en ese pasaje, lejos de desaparecer, el rol bibliotecario se fortalece: interpretar resultados, decidir cuándo automatizar y cuándo frenar, y sostener la confianza como valor central del servicio.

Porque incluso en tiempos de inteligencia artificial,
pensar en equipo sigue siendo la mejor tecnología disponible en la biblioteca.

Basado en el post de https://substack.com/home/post/p-180483677