Del Papel al Algoritmo
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Dec 18, 2025

Cómo hablamos cuando el algoritmo escucha (y qué lugar les queda a las bibliotecas)

El algospeak y el lenguaje bajo vigilancia ¿en las bibliotecas?


En las redes sociales ya no solo cambia qué decimos, sino cómo podemos decirlo.

Palabras deformadas, eufemismos extraños, giros inesperados, sinónimos forzados.
No siempre por creatividad, ni por juego.
Muchas veces, por necesidad.

A este fenómeno se lo conoce como algospeak: un lenguaje adaptado —y a veces distorsionado— para esquivar la moderación algorítmica de las plataformas.

Decir “unalive” en lugar de matar.
Hablar de “situaciones sensibles” para evitar palabras prohibidas.
Reemplazar términos políticos, sexuales o violentos por claves compartidas entre quienes saben leerlas.

No es jerga juvenil.
No es solo meme.
Es lenguaje condicionado por sistemas automáticos de control.

Y eso abre una pregunta incómoda:
👉 ¿qué pasa cuando el algoritmo empieza a modelar la lengua?


Cuando el lenguaje deja de ser libre y empieza a ser estratégico

Durante siglos, el lenguaje cambió por razones sociales, culturales, geográficas.
Hoy cambia también por razones técnicas.

Las plataformas digitales no solo alojan discursos:
los filtran, los priorizan, los penalizan.

El resultado es una forma de autocensura anticipada:

  • escribimos pensando en qué palabra “conviene”,

  • evitamos términos que podrían bajar el alcance,

  • reformulamos ideas para no desaparecer del feed.

El algospeak no nace del deseo de expresarse mejor,
sino del miedo a no ser visible.

Y cuando eso se vuelve norma, el lenguaje ya no sirve solo para comunicar,
sino para sobrevivir en el ecosistema digital.


Lenguaje fragmentado, sentido fragmentado

El problema no es solo lingüístico. Es cognitivo y cultural.

El algospeak:

  • empobrece la precisión,

  • debilita el pensamiento complejo,

  • obliga a rodear ideas en lugar de nombrarlas.

Cuando no podemos decir algo directamente,
pensarlo también se vuelve más difícil.

No es casual que este fenómeno conviva con:

  • el scroll infinito,

  • los contenidos breves,

  • la lectura fragmentaria,

  • el brainrot cultural.

Lenguajes comprimidos para mentes aceleradas.


¿Y las bibliotecas? En el medio del problema

Las bibliotecas siempre fueron territorios del lenguaje:

  • lo preservan,

  • lo organizan,

  • lo hacen dialogar a lo largo del tiempo.

Pero hoy enfrentan un desafío nuevo:
👉 ¿cómo mediar entre un lenguaje cada vez más algorítmico y una tradición basada en la palabra plena?

Algunos impactos concretos:

  • Catalogación y metadatos
    ¿Qué pasa cuando los términos que circulan no coinciden con vocabularios controlados?

  • Búsqueda y recuperación
    ¿Cómo encuentra un usuario lo que no puede nombrar directamente?

  • Formación de lectores
    ¿Estamos enseñando a leer lenguajes codificados, eufemísticos, estratégicos?

  • Preservación cultural
    ¿Cómo se archiva un lenguaje diseñado para no durar?

El algospeak es volátil, contextual, dependiente de reglas opacas.
Pero también es un registro histórico de cómo se hablaba bajo vigilancia.


La biblioteca como espacio donde el lenguaje vuelve a respirar

Frente a esto, las bibliotecas pueden —y deben— hacer algo más que observar.

Pueden:

  • ofrecer espacios donde nombrar no penalice,

  • recuperar el valor de la palabra exacta,

  • enseñar a traducir entre lenguajes: el algorítmico y el humano,

  • formar lectores críticos del discurso digital.

No para negar las redes,
sino para entenderlas sin someterse del todo a sus reglas.

Porque si el lenguaje se adapta solo a los algoritmos,
lo que perdemos no es alcance.
Es pensamiento.


Del papel al algoritmo (y de vuelta)

El algospeak es una señal de época.
No es un error del sistema: es el sistema funcionando.

Pero las bibliotecas existen, justamente, para que no todo lenguaje sea efímero, condicionado o utilitario.

Para que todavía haya lugares donde:

  • decir no sea peligroso,

  • pensar no sea penalizado,

  • y la palabra no tenga que pedir permiso.

Tal vez el futuro del lenguaje no esté solo en las plataformas.
Tal vez también esté —todavía—
en las bibliotecas que se animen a leer este presente con ojos críticos.